Hay veces que te enamoras de una tela. Así. Simplemente, es un flechazo. La miras, y sucumbes. Y cuando te pasa eso, generalmente te viene a la mente, como una revelación (es un poco exagerado, y cursi, je, je, pero más o menos, la cosa es así) el proyecto que quieres hacer con ella. Bueno, pues exactamente eso mismo es lo que me pasó cuando la tela con la que está hecho lo que os voy enseñar.
Pues si, cuando vi esta tela supe que quería hacerle un vestido a Martina. ¿A que es una pasada, el conjunto?
La tela es una preciosidad, dulce, alegre, moderna, con ese "algo" que la hace especial. A mí me conquistó al momento. Y no es que sea nueva, es una tela que tendrá ya un par de años, pero cuando la pieza se terminaba y quedaba un retal, cual Gollum diciendo "mi tesoro, mi tesoro", arramblé con ella y me la guardé. Total, que el vestido lo tenía claro. Ah, pero me sobró un retalito... Y... voilá!. No os parece monísimo el sombrero? Yo ya me lo estaba imaginando, ay, madre, como va a estar mi niña con esto puesto... que me la como! Total, que terminé el sombrero la semana pasada y me lo llevé a casa, para probárselo a Martina, cual madre cosedora y caldosa. Y aunque tenía preparada otra cosa para el post, no me puedo resistir!!!!
Toma top model que tengo en casa!!!
Vereis, me encanta el patchwork, pero tengo que confesar, que coser, hacer vestidos, sombreritos, blusitas, me flipa! Me divierto un montón, y tengo la suerte de tener una niña que le mola mazo, pero maaaaazo, que le prueben, que la manejen, que le pongan cosas, y si pone en plan maniquí de los años 20... total, que me muero de risa.
El sombrerito... ay el sombrerito... puede haber algo máaaaaaaaas mono?
Espero que os haya gustado, proximamente, más modelitos y la nueva colección de camisetas de machote para Diego y muchas más cosas que os tengo que enseñar!!!
Muchos besotes a todas y que paseis muy buena semana!!!!